lunes, 30 de abril de 2007
Un Saludo a la Clase Trabajadora
Primero de Mayo 2007
Amigas, amigos, compañeros y compañeras:
ya se acerca otro 1ro. de Mayo más, que nos lleva a la historia,
como siempre, reiterando hasta el cansancio,
las palabras de recabarren nos traen la historia,
como el sucesivo hecho que la historia se repite,
se reproduce, se profundiza,
haciendo evidente que la lucha sindical no es un proceso aislado, ni debe ser individual,
sino de una voluntad y acción colectiva,
como único motor de los cambios estructurales que la clase trabajadora necesita,
vay entonces las sencillas palabras de nuestro compañero,
escritas hace casi 100 años...
como si la memoria nos quisiera traer la misma miseria,
como si la memoria nos quisiera traer la misma explotación,
como si la memoria nos quisiera obligar a enmendar el rumbo,
como si la memoria nos interpelara a luchar con mayor convicción y consecuencia.
por lo mismo...
un gran saludo a la clase trabajadora,
pro sobre todo a quienes no se sienten parte de esta clase,
aun cuando sus grados de explotación son tan evidentes como hace 100 años.
Para nuestro Chile, hay un dato no menor que la historia nos muestra claramente,
esto es la lucha decidida y clara de muchos compañeros "anarquistas" hace más de 100 años,
digo esto pensando en el discursillo "sistemico" de muchos contra las manifestaciones de
grupos con esa tendencia, con un claro afan de "excluir" manifestaciones radicales que nacen de la historia,
porque, como bien dijeron los movimientos sindicales en Chicago, la incomprensión y represión del sistema hacia ellos no era otra cosa que la defensa de un sistema explotador, que no se funda en la verdad.
Para constatar lo dicho les adjunto un interesante documento que nos trae esa heroica historia de lucha y consecuencia.
para finalizar entonces, recabarren nos ilumina el sendero:
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Los primeros sindicatos, por pequeños que sean, si se desenvuelven con inteligencia, constituirán, aún en su pequeñez, núcleos imanados con fuerzas atractivas siempre crecientes, capaces de ejercer influencias sobre los que se acerquen a ellos.
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Desde que el obrero y empleado comprenda que es explotado, desde que el obrero perciba que puede mejorar su condición, sentirá la necesidad de unirse a sus demás compañeros de trabajo y comprenderá el valor de la unión.
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Mientras el estado de razón del obrero y la obrera, el empleado y la empleada, no se desarrolle no madure, no será posible que comprendan las "causas" que producen su miseria, ni los "medios" que existen para remediar esos males.
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Este estado de ignorancia, de insensatez de la clase trabajadora, en el presente momento histórico no puede modificarse favorablemente para su bienestar sino por la acción de la organización obrera y socialista ya existente, cuya unidad fundamental debe ser el sindicato.
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Y decimos que ese estado desgraciado en que vive la clase trabajadora no puede modificarse sino por la acción del sindicato, porque a su vez las fuerzas de la clase capitalista organizada, se empeñan en alimentar y conservar el estado de insensatez obrera.
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Es preciso extender la acción de nuestra literatura, en condiciones ilimitadas y libres: el manifiesto, el periódico, el folleto, la biblioteca, la conferencia, la discusión, etc., deben ser medios de actividad permanente.
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Un sindicato que sólo exista para la conquista de un mejor salario, de algunas horas menos de trabajo de poco más o menos higiene y buen trato en las faenas; un sindicato, digo que sólo de esto se preocupe con la mayoría de sus componentes, será un sindicato de acción estéril, inútil a nuestros propósitos de perfeccionamiento social.
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Hacer que todo "sindicato" sea: una escuela cada vez más perfecta y completa, cuya capacidad colectiva, haciendo ambiente, ayude a cada individuo (hombre o mujer, niño, joven o anciano) a mejorar sus condiciones intelectuales, morales y su capacidad productiva con el menor esfuerzo; que sea también una universidad popular democrática que proyecte todos los medios y conocimientos necesarios e indispensables para el desarrollo ilimitado de los conocimientos, y que sea un centro de cultura siempre en marcha a la perfección.
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La fuerza aplicada para obtener la mejora del salario, la disminución del horario, el mejoramiento del trato y de la higiene, deben conceptuarse tan sólo como medio y ensayo que nos revele el valor de esta fuerza destinada a la noble labor de organizar la sociedad en la forma que nos libre de la esclavitud y de la miseria.
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La actual sociedad la condenamos por mal organizada, puesto que da malos frutos, ¿y pretendemos pedirle a los que con esa sociedad están conformes que la organicen bien? Eso es un absurdo. Somos "nosotros" los que debemos iniciar la organización de la sociedad humana, que supone una multitud de servicios indispensables.
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cuando la capacidad del sindicato se revele y se manifieste por sí misma, entonces estará la capacidad colectiva del proletariado competente, y avanzará en su vida verificando día por día verdaderos progresos.
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El obrero no asociado será siempre un gran peligro para los obreros asociados. Será el candidato a "carnero", a traidor en todo movimiento. Será, más que todo, el parásito, el zángano que goce del aumento de salarios conquistado con riesgos ajenos, a lo cual podrá renunciar en cualquier momento, poniendo en peligro de bajar el salario ante cualquier engaño o halago del patrón. Si condenamos el parasitismo burgués, debemos condenar el parasitismo obrero.
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Si comparamos la situación de cualquier partido burgués con la situación de los sindicatos, fácilmente vemos la diferencia, muy a pesar nuestro; pues los partidos burgueses, por el hecho de ser tradicionales primero, apoyados por la clase rica que los forma y por el gobierno después, con la prensa y literatura abundante par sugestionar y engañar, con poder corruptor en dinero y empleos para alimentar las esperanzas de los fracasados, veremos, pues, que los partidos burgueses incuestionablemente son un poder y una fuerza que podríamos, aunque sea arbitrariamente, evaluar en 90 contra un valor de 10 que atribuyamos a nuestras fuerzas
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¿Qué clase constituyen, representa y qué intereses defienden y hacen prosperar los partidos burgueses?
Sencillamente dicho: son la clase patronal, capitalista, y por lo tanto sólo defienden y hacen prosperar sus intereses de clase rica, que en esa forma significa oprimir y explotar a obreros y empleados de ambos sexos.
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Pues bien; si ningún obrero juicioso en el sindicato ignora esta situación; ¿puede callarse la boca cuando ingresa al seno del sindicato un obrero que a la vez que viene a luchar para defenderse de la explotación capitalista, se declara antipolítico o permanece afiliado, o da su voto o su opinión favorable a los partidos amparadores de esa explotación capitalista?.
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Es el caso que hemos dicho: cuando un obrero, a la vez, quiere contribuir al progreso del sindicato y sostiene al partido político de sus supuestas ideas políticas, o sostiene su abstención, es lo mismo que si dedicase 10 horas para ayudar a construir la fuerza obrera y 90 horas a construir o dejar mantenerse la fuerza política de la clase capitalista, que por sus hechos, por sus costumbres es una fuerza absorbedora, que se opone al desarrollo de la fuerza obrera y trata de anularla.
Y este error o este anacronismo no es posible mirarlo con indiferencia y callarlo a pretexto de tolerancia o respeto por las ideas de cada cual.
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Es claro que un obrero al reconocer la necesidad de fortalecer la fuerza del sindicato, es que se ha convencido de que para el mejoramiento de sus condiciones de vida no tiene otro recurso porque la clase capitalista no otorga espontáneamente ningún mejoramiento.
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Pero la ingenuidad es muy poderosa todavía. Se supone que la cuestión política es una cosa sin relaciones con la cuestión económica que afecta la vida obrera, y un gran número de obreros no ha podido convencerse todavía de que toda la "cuestión política" de la clase capitalista es un instrumento de doble acción; hace el efecto de embriaguez, apareciendo en forma de esperanzas e ilusiones, que entretienen a los pueblos; y resulta, la cuestión política, eficazmente el mejor instrumento que garantiza a la clase capitalista "solamente" la libertad de acción para aprovecharse de situaciones privilegiadas que le permitan enriquecerse rápida y grandemente, a costa de la inicua, de la infamemente imponderable y rapaz explotación del trabajo y por medio de las muchas leyes protectoras que en beneficio de ella se dicta.
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Como "el trabajo" humano es insustituible, irremplazable, el trabajo humano tiene "un valor" especial que debemos caracterizar. ¿Puede producir la máquina sola? No. ¿Puede producir el brazo solo? Si. No puede haber vacilación en las respuestas. El trabajo no solamente es "un valor", sino que es todavía el único factor en la producción que "valoriza" lo que produce, puesto que sin el trabajo del brazo humano - la acción más noble de la vida- es "imposible" la existencia de ninguna "cosa" sobre la superficie de la tierra. Ninguna maravilla del genio inventivo, del arte, ningún producto eficaz y exacto de las ciencias, ninguna concepción de la mentalidad humana, podrá "ser", podrá adquirir forma, convertirse en hecho sin el trabajo humano, sin la indispensable acción del brazo, cuyo movimiento, desde lo más sensible y delicado a lo más potente, "dirige" indispensablemente el cerebro; por lo tanto, en toda operación que se realice van unidos talento y fuerza, cerebro y músculo.
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La TÁCTICA VIEJA del proletariado organizado consiste en general en pretender que la misma clase capitalista sea quien modifique la organización social en beneficio del proletariado. Para ese fin hasta hoy,
El proletariado le exige leyes desde el parlamento; que le mejoren su condición política, social y económica; le exige mejoras en el terreno industrial y comercial, etcétera.
Naturalmente, como la clase capitalista gobernante está diametralmente en desacuerdo con nosotros, no cede a nuestros pedidos y si algo se consigue que ceda, resulta siempre muy poco.
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Yo creo y sostengo que esa TÁCTICA VIEJA que hasta hoy desarrolla el proletariado debe merecer un sereno y un sensato estudio para declarar que ya no responde a nuestros nuevos conceptos, y entonces CREAR LA NUEVA TÁCTICA que nos asegure mejor la abolición del régimen capitalista.
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La verdadera conciencia, la verdadera capacidad, la verdadera honestidad, no puede quebrantarse en presencia de conquistas transitorias cuando se sabe que ellas sólo son un puente para llegar a las conquistas superiores.
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Pensar y hacer
Si lo que pensamos es bueno, debemos llevarlo a la práctica. Hablamos de la solidaridad para el futuro y sería mucho mejor practicarla desde el presente. Cada uno, hombre o mujer de buenos sentimientos, ponga un poco de su parte para establecer un sano principio de solidaridad en todos los momentos de nuestra vida y al alcance de nuestra capacidad.
No olvidemos que estas palabras fueron escritas hace ya casi 100 años...
Fraternalmente
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